mi cuerpo como matriz de guerra

DSC_1256

Acción realizada el 5 de junio en el patio principal de la facultad de bellas artes de la ciudad de sevilla. España. duración aproximada 25 min.

¿Qué nombres se vuelven cicatrices en la normalidad del arte?

Acción poético-política cuya centralidad material está dada por el cuerpo como matriz y soporte de estampación para grabar, sellar, marcar, manchar, señalar, aquellos nombres / identidades que en el espacio académico somos acallados, invisibilizados, negándonos la producción de conocimiento como sujetos políticos/sociales/artísticos.

Esta acción/performance opera como una cita intertextual al recuperar uno de los eslóganes más emblemáticos de la artista Barbara Kruger, que en 1989 expone: Your Body Is a Battleground (Tu cuerpo es un campo de batalla).

En esta acción/performance se nombra a las lesbianas y a las prostitutas como sujetxs que no solo producen conocimiento en la vida cotidiana sino que provocan interferencias epistemológicas, éticas y políticas en el régimen de producción académica mediante prácticas de resistencia feminista dentro de las instituciones. Lesbianas y prostitutas en una hermandad histórica (Nestle, 2012) se hacen cuerpo colectivo en el cuerpo de la artista que encarna la resignificación del estigma compartido y producido por la ideología patriarcal, ese que nos divide a las mujeres en “buenas” y “malas” en función de nuestra sexualidad. Para quienes encarnamos modelos de sexualidad no reproductiva, las promiscuas, lxs transexuales, las que practicamos sadomasoquismo, vivimos el  silenciamiento de nuestras voces y el borramiento de nuestras existencias en los espacios públicos y las instituciones.

La acción pretende visibilizar en el espacio institucional las cicatrices provocadas por la institución del arte  con sus silencios, omisiones, negaciones, de estas identidades: lesbiana y prostituta, en los planes de estudio, en los referentes estéticos-visuales, en colectivos críticos,  en grupos creativos,  en el corpus bibliográfico y en las producciones artísticas,  donde solo hay espacio para la heterosexualidad blancoeuropea. Esta saturación nominal de esos cuerpos e identidades abyectas, que son silenciados o arrojados al margen de la institucionalidad, provoca una contaminación en la asepsia somática y política sobre la que funciona el régimen académico de producción de conocimientos del arte.

Elena Basile afirma que las “cicatrices lingüísticas” hacen referencia a las heridas dejadas en la(s) lengua(s) por las violaciones históricas de los órdenes heteronormativos, androcéntricos y coloniales de la cultura (2008: 20). En ese mismo sentido podemos considerar las identidades de lesbiana y prostituta como cicatrices en la normalidad del arte, ya que son prefiguraciones de heridas provocadas por un sistema de pensamiento heteropatriarcal que vuelven descartables a esos sujetos. En la cicatriz se conjugan “la impaciencia de la piel para retornar al cuerpo a un estado de integridad, y la tozuda persistencia de la sangre seca, los remanentes de su derrame que dan testimonio de la violación pasada del cuerpo: un recordatorio del trauma tanto como una protección de él” (Basile, 2008: 19). A través de esta acción se busca articular la herida, la cicatriz y su comezón de maneras de diseñar nuevos imaginarios sexuales en la piel normativa de la institución.

¿Cuáles son las palabras que no se escriben en el edificio de las Bellas Artes?

La acción se desarrolla en el patio de la institución. Como estampa sonora, el clima de la acción se enciende con la formulación de preguntas que se repiten insistentemente en un audio con base de  noise feminista de las artistas Ectoplasm-Girls editado y alterado bajo la operación del apropiacionismo, el inicio de la acción se concentra en la preparación de la tinta[1] y la estampación sobre tarjetas impresas con un fake del logo de la universidad de Sevilla[2], reapropiado irónicamente para esta ocasión. Sellar como acto institucional que “avala” y “certifica”, en este caso, esos nombres abyectos,  es una operatoria de torsión poética de un acto administrativo-burocrático institucional. Al finalizar la performance, esas tarjetas serán repartidas entre el público.

El cuerpo desnudo de la artista se irá cubriendo con las palabras: lesbiana, prostituta, tortillera, puta, y con imágenes de cicatrices, mediante tampones entintados, para luego ser estampados, desde la propia piel, en el suelo y sobre el cuerpo de personas del público, siendo la primera transferencia una acción de “contagio” provocada por un beso. Esa transferencia será por medio de movimientos de arrastre. Este gesto corporal de arrastrarse tiene una doble significación, por un lado, desde una mirada hegemónica que impone la verticalidad como parámetro de las prácticas de resistencia, porta un significado social negativo, ya que es figurado como claudicación ante el poder. Desde los imaginarios patriarcales y masculinistas el signo de la verticalidad está estrechamente relacionado con la fuerza, la madurez, la virilidad. No es casualidad que la expresión “se puso de rodillas” señale negativamente un gesto corporal asociado a una condición subordinada ante el poder. Por otro lado, sin embargo, desde una micropolítica de las prácticas de sobrevivencia de cuerpos subalternos, arrastrarse por el suelo es un acto que disloca esa verticalidad y virilidad de la norma, habitando la disposición a la horizontalidad como cuerpo en guerra. Es así como a lo largo de la acción, estas cicatrices, nombres, identidades, marcas y manchas impresas de forma caótica compondrán, desde la persistencia espectral de un bucle gráfico y sonoro, un grito visual que insiste en mostrar  lo silenciado por la propia institución.

¿Dónde están estos cuerpos que nombran estas palabras?

El final de la acción implicará nuevamente la interacción con el público mediante un abrazo como acto afectivo que nos reivindique putas y lesbianas. Para ello se ofrecerá a las personas presentes una camiseta blanca para vestir y luego transferir mediante el abrazo esos nombres sobre la misma, para celebrar nuestras cicatrices, en un acto estético.poético de trabajadoras sexuales, malvadas, promiscuas y perversas.

Luego de realizar múltiples pruebas con tintas y métodos de estampación, el mejor resultado fue obtenido con la tinta de grabado diluida en aguarrás sobre una almohadilla propia de los tampones. También fue utilizado en algunos momentos de la acción, la tinta con rodillo como estrategia que refuerza la experimentación, la inmediatez, la poética del error, la erótica del procedimiento gráfico de estampación, cuestiones que dislocan los procesos técnicos tradicionales empleados en los talleres de la institución académica.

La negativa por parte de la institución a utilizar el logo oficial, tanto para la promoción como para la gráfica diseñada dentro de la acción, fue un disparador creativo para la intervención del símbolo original. Este gesto refuerza el concepto desarrollado en todo el trabajo aquí presentado, que consiste en hacer visible por medio de una imagen prosexo los mecanismos de desexualización y  asepsia dentro de la institución. Es así como el ángel deviene un cuerpo desnudo amarrado a cuerdas, una imagen recurrente en las visualidades de la práctica de   Bondage/DSM.

Link al video : https://vimeo.com/341065814

Deja un comentario